jueves, 8 de septiembre de 2011

¡A peso las Hojas de Té, llévelas!...

 Los Scouts somos muy afectos a las costumbres, tenemos costumbres de todo tipo para cada ocasión, para las ceremonias, festejos, fin de año, etc. Una de las costumbres más halagadoras es el aplauso que se ofrece a la o las personas que por algún motivo destacaron de alguna manera, una buena representación o canción en la fogata, su cumpleaños, ganar alguna actividad, llevar a cabo su compromiso, recibir una etapa o competencia, cualquier momento es la excusa perfecta para hacer sentir especial a esa persona.

Aplausos tenemos varios, se me vienen a la mente el Round, el aplauso del inglés, el de la lluvia, la estampida de búfalos, el de la sandía, entre otros que deben existir producto de la creatividad que nos caracteriza. No por ser menos importantes he dejado al final las tan conocidas hojas de té, el aplauso Scout por excelencia. Las Hojas de Té tienen su origen, según se nos ha enseñado, en la famosa costumbre inglesa de tomar té, pues bien,  en época de guerra, cuando BP y sus hombres estaban sitiados en Mafeking, todos querían continuar tomando su té a la hora tradicional, pero no querían que el enemigo, los Boers, supieran lo que hacían, así que las mujeres anunciaban que estaba listo el té aplaudiendo al ritmo que conocemos; posteriormente BP las emplea como un halago en ceremonias Scouts.
Hasta hoy en día seguimos conservando esta tradición, aunque para mi gusto le hemos restado importancia. Hace unos años en Puebla, según parece, se empezó a añadirle al final un silbido y un aplauso, la modificación rápidamente empezó a generalizarse por todo el país, hasta el punto que pareciera muy normal hacerlo así. Por si fuera poco los Scouters hemos abaratado tanto el aplauso que le hemos restado impacto.
No comulgo con la idea de dar el silbido y mucho menos ofrecer este aplauso por la más mínima causa. Para mi gusto las Hojas de Té deben darse al ser una verdadera ocasión especial, no por ser cumpleaños de alguien o por situaciones cotidianas, ya que de continuar así corremos el riesgo de restarle valor a momentos que son muy valiosos para los Scouts. Yo me pregunto: si le damos unas hojas de té a una Patrulla por su representación en la fogata ¿Qué valor le darán al aplauso cuando obtengan una IDO?
Esos momentos tan especiales para nuestros Scouts merecen un aplauso especial y más serio, sé que puede costar trabajo quitar el chiflido, pero también sé que se puede lograr, apliquemos el aplauso para el momento oportuno, las Hojas de Té deberían ser el aplauso menos escuchado pero el más significativo en nuestro movimiento.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Competencia Vs. Fracaso

Hace apenas unos meses recuerdo haber estado en una discusión con otros Scouters, ésta se centraba en sí es bueno o no poner a competir a nuestros Scouts, ya que, según su argumento, se les puede generar cierta frustración a todos aquellos que no obtengan algún premio. Yo comenté lo importante que me parece darles a estos muchachos una pequeña dosis de frustración, que si no se los permitimos hoy, ¿cuándo van a aprender a manejar este sentimiento? ya que a mí parecer todas las personas debemos saber  manejar esas frustraciones, si no se aprende a una temprana edad ¿Qué pasará cuando sean adultos? ¿Vamos a dejar los que se frustren hasta el día que no tengan el trabajo deseado? o ¿Si su matrimonio no resulta lo que ellos esperaban?, ¿Cuándo no puedan comprarse el auto de sus sueños o la casa en la colonia que más les agrada?. Me parece muy importante dejar que los jóvenes empiecen a lidiar un poco con, por llamarlo de alguna manera, fracaso, frustración o que “pierdan” en una competencia en buena lid; hoy en día somos muy dados a sobreproteger a nuestros muchachos, lo que en mi muy particular punto de vista resulta otra clase de abuso hacia ellos, no podemos esconder a nuestros jóvenes en una burbuja de cristal donde los sentimientos negativos no los toquen, creo que es muy importante no suavizarles las caídas, el verdadero apoyo es enseñarles a levantarse de cada una de éstas,  trabajando incansablemente para aprender a manejar estas cuestiones hasta lograr el objetivo que se hayan planteado.

Para conseguir esto, me parece fundamental dejar competir a nuestros jóvenes para aprender a manejar la frustración, la competencia es algo inherente al ser humano desde muy pequeños comprendimos contra nuestros Hermanos por el cariño de la Madre, competimos en el colegio por ser el mejor estudiante, el más latoso o el gran deportista, nuestra vida es una competencia constante; en la etapa adulta se compite por tener algún puesto en una empresa, es decir estamos constantemente en competencia. Obviamente quiero hacer énfasis en que lo más importante es enseñar a nuestros Scouts a competir contra ellos mismos, ya que estoy convencido que esto les asegurará el mejorar actitudes y aptitudes; me parece también de gran importancia enseñarlos a ser humildes en la victoria e incluso jamás sentirse derrotados si en la contienda pudieron llevarse algún enseñanza o cambio positivo para su vida.

Llegar a perfeccionar cualquier habilidad requiere sin duda una serie de fracasos anteriores lo básico para poder superar esos fracasos es aprender a no tomarlos como tal, sino como experiencias positivas que nos ayudarán a perfeccionar nuestro estilo y por fin lograr el tan anhelado éxito.

Recuerdo una historia verídica de cuando Thomas Alva Edison por fin pudo inventar un foco,  cuando le estaban entrevistando acerca de su nuevo invento le preguntaban cuántos intentos tuvo que realizar antes de poder conseguir el resultado deseado, no recuerdo exactamente la cantidad que éste respondió por lo que lo cerraré a en mil focos, el periodista le preguntó si no era un poco absurdo tener mil focos defectuosos para poder lograr el éxito la respuesta de Edison fue: “Cada intento me hizo llegar a descubrir mil maneras en las que no se puede hacer un foco”. Si nosotros podemos enseñarles esta sencilla filosofía a nuestros muchachos seguramente en un futuro estaremos entregando el mundo mejores seres humanos con capacidad de trabajar y no rendirse ante cualquier vicisitud.